Poco después de la medianoche del 2 de abril de 1982, un destacamento de comandos argentinos desembarcó en las Islas Malvinas, un archipiélago del Atlántico Sur situado a unos cientos de kilómetros de la costa sur del país sudamericano, y se dirigió por tierra hacia la capital del asentamiento, Puerto Stanley, para los británicos, o Puerto Argentino, para los argentinos. Unas horas más tarde, una fuerza de desembarco mayor comenzó a descargar tropas en el asentamiento. A las 8.30 de la mañana, con 800 tropas argentinas en tierra y 2000 más a punto de unirse a ellas, el gobernador de las islas, nombrado por los británicos, reconoció la inutilidad de la resistencia de la pequeña guarnición de Royal Marines a su disposición y aceptó la rendición.